01/05/2011

Trabajo Decente para Vivir Dignamente
El 7 de octubre se realiza en todo el mundo la Jornada Mundial por el Trabajo Decente. Nos unimos a esta campaña internacional con nuestro Boletín con el que intentamos hacer aportes a la tarea de lograr la superación de las condiciones de precariedad en que trabajan y viven una enorme cantidad de trabajadores y trabajadoras en Argentina y nuestros países vecinos.

Reclamar por condiciones decentes de trabajo es luchar para que se garanticen los derechos humanos laborales contemplados en todos los Convenios internacionales y especialmente en las Normas Internacionales del Trabajo de la OIT.

Toda persona sobre la Tierra debería tener la posibilidad de trabajar en condiciones dignas para poder cubrir todas sus necesidades y las de su familia.

Nosotros vinculamos el objetivo de garantizar la problemática del trabajo decente con la cuestión ambiental como un factor que cada día adquiere mayor relevancia.

Ante la crisis ambiental que se profundiza y se manifiesta entre otras cuestiones en el cambio climático creemos que es fundamental garantizar que se protejan los puestos de trabajo y no se utilice al empleo como variable de ajuste a los impactos de la crisis ecológica.

Por ejemplo, podemos presentar un cuadro dramático de muertes en el trabajo ya que cada dos minutos ocurre un incidente fatal en América Latina que suman treinta millones de accidentes cada año. La mayoría de los casos son producto de la negligencia patronal.

Las organizaciones sindicales frente a todos estos desafíos deben participar activamente en la discusión de un nuevo modelo de desarrollo que sea sostenible lo cual no quiere decir que expulse trabajadores del sistema productivo.

Así, la propuesta de transición justa, promovida por el sindicalismo internacional apunta a que los cambios no impacten negativamente en el empleo. Esto requiere una investigación profunda del alcance y las características de los cambios en los sistemas de producción a fin de prever los impactos sobre el empleo con el tiempo suficiente para prepararse para ese proceso de transición que priorice el valor del trabajo humano sobre el capital.